miércoles, 26 de mayo de 2010

Olvido


Pensar que 1 de cada 139 personas mientras camina por la calle Florida, se detiene a pensar en el paso del tiempo.
Generalmente esa 1 de cada 139, se sumerge en ese pensamiento en un lapso de tiempo que generalmente dura una cuadra de caminata por la peatonal más conocida de la ciudad de Buenos Aires.
Joaquín camina por aquella calle, aislado de los otros tantos individuos que caminan hoy por allí.
Abrumados seres enfocados en sus pensamientos y con el único deseo de llegar a su destino.
Joaquín piensa, justo cuando se cruzan Florida y Lavalle, en la cantidad de personas que caminaron por allí.
Habrá alguien que no halla alguna vez visto, esa esquina simbólica?
Seguramente las miles de personas que pasaron por allí , vieron algo diferente.
Por el constante cambio invisible a los ojos de aquel que pasa por allí, cada día desde hace 8 años, pero visibles a aquel que vuelve a cruzar esa calle luego de 50 años.
Joaquín había decidido días antes citar a Ana, la mujer que había amado toda su vida y por la cual ya no sentía absolutamente nada, en un café sobre la peatonal.
Podría ser cualquier café.
Cualquier café que, probablemente, estaría atestado de gente que estaría allí aguardando que comenzaran los festejos del Bicentenario de la Patria Argentina.
Los finales son difíciles, y el no creía que después de tantos años fuese capaz de abandonar la rutina a la que ya estaba acostumbrado.
Ana era parte de su rutina. La calle Florida también.
Lo que no era parte de su rutina, era dejar que su mente fluya hacia campos desconocidos.No solía ponerse nostálgico. Pero aquella mañana, merecía un poco de nostalgia de su parte.
Más que nada, sus pensamientos volaron.
Recordó cuando en su infancia, su abuelo le contaba sobre el país en sus años de juventud. Levemente se acordaba el centenario vivido con sólo 7 años.Contaba haber escuchado acerca de un festejo en el que personalidades famosas llegadas especialmente de Europa, representantes de los reyes de España, militares, y más acudían al gran festejo con ceremonias y desfiles, de un país que se creía potencia mundial, pero en el cual la tensión social crecía y crecía.
Le contaba detalles de aquella época…
Carruajes, luchas, barcos de carga , las llegadas de inmigrantes , los teatros, la pobreza, la riqueza y aquel festejo en la plaza por que el país cumplía 100 años de Independencia…
Joaquín rió…Independencia...Democracia… Habían acaso, sido cumplidas las promesas de los antiguos próceres de la historia?
Recordó golpes de estado…
Un año antes de su nacimiento, en 1955, Eduardo Lonardi lideró el golpe contra Perón, la Revolución Libertadora. Aviones de la Marina bombardearon

Plaza de Mayo. La Iglesia apoyó a las fuerzas rebeldes. Perón renunció y se exilió en Paraguay.

Lonardi fue destituido por Eugenio Aramburu, quien anuló la Constitución de 1949 y reestableció la de 1853. y quien en 1958 convocó a elecciones. Y en 1958, Arturo Frondizi triunfa en las elecciones tras hacer un pacto con Perón.
Y así uno tras otro…episodios que fueron quedando aplastados por el olvido…Episodios que ya no aparecían en los libros.

En 1976, un sanguinario golpe de estado que le quitó a la fuerza a su padre y junto con su padre a 30 mil humanos más, embarró el orgullo de los Argentinos…se enfocó en el presente y vio un país olvidado… en el que la gente solo se detiene a pensar en el país...la Ciudad de Buenos Aires en alguna fecha en la que agitando banderines celestes y blancos y una vanidad intocable la gente sale a gritar
- ¡Viva la Patria!

Joaquín recordó su cita con Ana…que a partir de ese día, las cosas cambiarían.
Se juró que no volvería a caminar por Plaza de Mayo, esa única vez al año en la que pasa a alimentar a las palomas, caminaría en silencio cuando quisiese protestar por una causa justa , se dedicaría a enseñar acerca del pasado a los jóvenes de ahora…Todo sería bastante fácil…abandonaría el trabajo , a su familia , y se dedicaría al país.
Ana…Ana… No podía permitirse a esa altura de su vida, el lujo de cambiar…
Así que decidió comprar unas flores antes de llegar al café.
Ya que las cosas no estaban como para andar despilfarrando…Sabía que él, era ese 1 de cada 139, que pasan por aquella calle y se le empaña el pensamiento, creyendo que puede cambiar el país y su vida y abandona la idea a las dos cuadras.

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